Las horas pasan,
y yo sigo aquí.
Sentada.
Esperando algo
y no quiero.
Esta soledad.
El silencio,
el silencio.
[...]
Ya no quiero ser pájaro.
Quiero ser árbol.
LLenarme de sus raíces.
A ver si así,
algún día,
pertenezco a algún lugar.
Sentir que las aves,
los insectos, el viento,
el germen,
vienen a mí.
Y me pertenecen.
Y les pertenezco.
Y somos mutuos, eternos,
imperturbables,
en la inmensidad de los tiempos.
Sin nada que temer.
Anclados a la tierra,
como ningún otro ser.
Fundirme.
Perderme en ella.
Y desaparecer.
F.V.
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