lunes, 11 de marzo de 2013

QUIERO LLEGAR AL CENTRO

Quiero llegar al centro,
quiero llegar al centro.

Decididamente y con dirección,
amarrarme los cordones y caminar.

Saltar el charco,
encontrar la llave perdida,
Quiero llegar al centro.

Bucear en el borde, arrojar la moneda, 
tararear esa canción desconocida.

Traer en la mano salada
un montón de moras podridas,
quiero llegar al centro.

Coser los botones,
poner el martillo firme y sin prisa.

Mascar la capa disecada en el umbral,
correr, saltar, brincar.

Oler a hierbas quemadas, a cóctel de
remedios vencidos,
Quiero llegar al centro.

Toparme en la esquina con la Maga
y que me cuente un cuento que no
conozco.

Arrancarme el pelo que sobra,
zurcir el que falta,
Quiero llegar al centro.

Morir en un vaso con flores de tilo
y vivir acuáticamente tibia.

Es que aveces ando como salida.

jueves, 17 de enero de 2013

De cero


Quisiera empezar una vida de cero. Sin bolsos a cuestas ni maletas pesadas llenas de ropas, zapatos y objetos que demandan con apuro mi completa y absoluta atención. Sin apuro, caminar y brincar como esa vez que tropecé con el toro, sin temor ni preocupación más que hacer eso: brincar. Sí, brincar y tararear una canción sin letra añeja y pegajosa de la radio. Andar en mis patines de Barbie y romperme las rodillas de alegría, porque sí, cada mancha oscura que poseo en mis rodillas no son más que eso: felicidad y alegría. Saltar el elástico de pantys anudadas, y llegar bien alto, sin tocarlos y anotar un punto. Tirar los tazos de los caballeros del zodiaco y darlos vuelta, coleccionar esquelas con aroma a frutilla sintética pasosa y guardarlas en albumes de fotos pero antes sacarle todas las fotos a escondidas. Juntar envoltorios de masticables y hacer montones que se voltean con un golpe de palma. Hubiera querido jugar más al luche con delantales cuadrillé azul con blanco y tener migas duras y resecas de pan amasado con mantequilla en los bolsillos. Jugar a las polcas en el árbol viejo y ahuecado del patio del colegio. Con los dedos hacer esqueletos de pescados con las hojas del castaño y guardarlas en los cuadernos. Saborear nuevamente las galletas de nata de mi amiga Gloria. Incluso quisiera volver a odiar la amarra cruel de mi moño inmóvil  y asfixiado, por los colet con monitos de los pitufos. Quisiera volver y cuidar mucho más mis labiales brillantes que tiré por la ventana hacia la casa de la vecina.  
Me encantaría haber hecho más niñitos envueltos con acerrín y hojas y pasto. Haberme bañado más veces en el tambor con agua caliente del sol, haber comido más frambuesas del patio, haberme puesto más pétalos de flores en las uñas. Haber recogido más cerezas y haberle cortado más veces el pelo a mi padre, haberle pintado aun más las uñas a mi madre. Y volver a pintarlas. Y volver a pintar (las). […]

viernes, 4 de enero de 2013

De la ausencia y de ti



"Y decirte que todo está igual,
la ciudad,                       
 los amigos y el mar esperando por ti,
esperando por ti."
Silvio Rodríguez. 




Limpié mi vestido con gotas de lluvia. Caminé a paso firme sobre el pavimento caliente y llorozo, Caminé sin mirar atrás ni al frente.
Cada gota era calma y respiro, temor y prisa.
Bajo los brazos de tres árboles enrraizados me cobijé, hasta que abrí la puerta y te vi.
Hombre transparente de greda oscura. Cuanto vacío haz provocado.
Eres el vacío y la nada. 
Eres nadie. 
No reconozco tu nombre. 
Ni tus pasos. 
Ni tus dedos breves y cortos.
Me desconoces con vergüenza porque sí.
Cada celula de mi cuerpo reclama, pero su clamor es silencio pastoso arrancado a la fuerza.
Y no hay más. Caminamos en silencio mientras la ciudad
duerme en medio de un cielo que nos mira.
Me dejas en el paradero de la esquina y te vas.
Como siempre.