jueves, 8 de abril de 2010

Error de fábrica


Quisiera sacudirme la vida. Restregarle las manchas, enjuagarla, estrujarla. Ponerla en remojo por largos días. Luego tenderla al viento y que se llevara todo lo torcido. Plancharla. Quitarle las pelusas y corregir los puntos corridos. Volver a entrelazar sus hebras perdidas quién sabe dónde, cortarle las hilachas que cuelgan del borde rasgado, surcir sus heridas. Enviarla en un sobre a cualquiera donde quiera que sea. Desprenderla de mis huellas en cada paso y dejarla tirada en la calle, o colgarla del cuello en un árbol. Meterla en el bolsillo del de al lado en el metro,  venderla en el persa o cambiarla por nada, devolverla a la tienda por error de fábrica. Quizás así deje algún día de llorarme tanto esta pena.




F.V.



domingo, 4 de abril de 2010

Entre el Parrón y la Higuera

Estaba yo sumergida en mis quehaceres textiles domingueros, en la mesita del patio entre el Parrón y la Higuera -que por cierto coqueteaban con descaro- y tú, ahí, tan placidamente dormido, entre un montón de algodón azucarado y miel, hasta que despertaste, me sonreiste y comenzaste a inventar historias de quizás que tiempos y entre tus manos hebras de mariposas crecieron; cuando en un fugaz segundo de luz comprendí que un ejemplar de los tuyos sería una blanda y jugosa bendición en mi vida.



F.V.