domingo, 8 de noviembre de 2009

Breve homenaje II: A un calefont moribundo


Has quedado desnudo.

Con los huesos al aire.
Puedo palpar tus venas,
tu sangre entera.
Siento que tienes frío.
Me imploras abrigo.
Y no puedo.
Condenado a permanecer así.
Hasta quién sabe cuándo.
Alguien vino y diagnosticó tu mal.
Mirada de fuego,
sin luz.
Armadura de caballero,
desgarrada.
Serás curado.
Ten fe.
Si pudiera te abrazaría,
te estrecharía contra mi pecho,
susurraría que todo va a estar bien.
Sólo espero que tu lloro
nos permita conciliar el sueño
esta noche.

2 comentarios: