Y de pronto los veo a todos.
Desvanecidos bajo los pies.
Pequeños trozos,
mártires,
Agonizantes,
desechados.
Malolientes
y olvidados.
Ignorados por la gente.
Inútiles discriminados.
Agradecen cada pisada,
Cual caricia.
Sin otro destino.
Reposas ahí
Plácidamente
Como en un sueño eterno
Manto definitivo
y certero.
Más hoy te recojo.
Te tomo con un beso.
Uno a uno.
Les arranco la piel a pedazos,
Mil veces.
Pecho blando, maltratado.
Cargaste con maldades ajenas.
Te limpio.
Te sano.
Te libero.
Ahora eres un ángel.
F.V.